Y yo misma llegué a creer que era mi propia personalidad, a punto ya de rozar la locura, creí que yo era así, oscilante
que no tenía remedio, no que fuera una enfermedad ni mucho menos, sino que era mi forma de ser, que la gente
hablaba de mí a mis espaldas ,que de pronto quien me caía bien, me llevaba mal con ella, que todo el mundo se
ponía en mi contra y luego de mi lado, que mi marido al que quiero de pronto lo odiaba, y luego lo volvía a querer
otra vez, que me encaprichaba de algún chico del trabajo hasta el extremo de obsesionarme con él, y luego sin más
en las vacaciones lo olvidaba. Mis cambios de humor, el estar eufórica y a los dos días triste sin motivos.
Le echaba la culpa a la regla, hasta llegué a pensar que tenía menopausia precoz.
Dejé de fumar, la culpa era del tabaco, volví a fumar otra vez, no había nada que justificara mi tormento, nada, yo
era así, una persona incapaz de ser feliz . Pensaba que me había tocado a mí y que cuando estuviera harta de todo
que lo mandaría todo por el desagüe y me tomaría un buen puñado de pastillas, porque eso sí, pastillas no me faltaban
orfidales que no falten porque el médico decía que era estres.
Me odiaba por ser tan caprichosa, por comer de forma compulsiva y otros días pasar al extremo ayuno por no tener en
mi vida orden alguno. Tuve una hija pensando que al tener más responsabilidad la cosa cambiaría pero yo pasé todo mi
embarazo llorando por todo y tomando tila que era lo único que podía tomar.
Y de baja, porque todo me afectaba me dieron la baja por astenia, y más tarde por lumbalgia, pero yo tenía las hormonas demasiado revueltas.
Cuando ella nació, tenía unas paranoias increíbles, pensaba que me la querían quitar, no la dejaba ni a sol ni a sombra, aunque la niña estaba a todas horas llorando así que no me dejaba mucho margen tampoco.
Me cogí una escedencia, y antes de volver al trabajo ya estaba otra vez con los orfidales por estres.
En fin, que yo ya me veía venir otra crisis, otra como las que venian sucediendose desde los 17 años y yo no quería,
me tomaría mi orfidal y listo, yo misma me decía -no, esta vez no- aguanté y aguanté, pero después de la muerte de mi padre aguanté un poco más y exploté.
Como hago siempre yo exploto como una bomba atomica arrasando.
Hasta que no me han dado el diagnóstico, y lo he asumido, no he sido capaz de descansar, ya sé que yo no soy una mala persona, que no soy yo, que es mi enfermedad, no es que sea un lindo gatito al que todo el mundo quiere acariciar, pero tampoco soy un monstruo.
Por fin me estoy entendiendo a mí misma, por fin me estoy empezando a sentir un poco más libre.
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Es bueno sacar lo que tienes dentro. Piensa que despues de todo, lo llebas bastante bien. Por lo que cuentas tomas muy poca medicación y llebas una vida mas o menoa normal. Puedes sentirte orgullosa de ello, y con eso intentar encontrar el valor para luchar y sentirte mejor.
Un beso.
Es normal que creamos que lo que nos pasa es normal... ¡Es lo que nos pasa!
Pero a veces un punto de vista externo, nos ayuda a entender mejor, a darnos cuenta de que quizás... No tenemos toda la razón, que podría ser diferente... :) que igual hay un poco de distorsión... ;)
Un beso!
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