Querida mamá....

No sé cómo empezar esta carta, pero sí sé que me va a dar la oportunidad de descargar mi corazón y mi mente, de toda esta porquería desordenada que lia mi cabeza.

Me llegan recuerdos, como si fuera ayer de cómo fue mi infancia. Fuí una niña completamente infelíz, porque no entendía por qué, mi madre no me quería, por qué me castigaba de esa forma tan injusta, por qué tenía que ser su criada, por qué me decías que estaba gorda.....

Es muy fácil coger y echarle la culpa a los demás de tus desgracias, para tí tu desgracia era ser madre.

Nunca pude entender, y después de que naciera mi hija, cada vez menos, que con 1 mes de vida, me dejaras en casa de mi abuela, y te fueras con mi padre. En especial, porque según tú, no te fiabas de mi abuela, porque no te quería.

Quizás por eso después de tener a mi pequeña, me puse tan mal, porque yo no podía ni dejarla para irme a trabajar 6 horas.

Todavía recuerdo como si fuera ayer tus insultos, tus bofetadas, tus llanteras, tu falta de cariño e interés por criarnos, y tus palabras : ojalá hubiera cerrado las piernas cuando estaba pariéndo, y así no sufriría tanto.

No se me olvida, cuando me llamabas a las 6 de la mañana para que te planchara la bata del trabajo, porque el día antes, se me había pasado plancharla, tampoco voy a olvidar nunca, cuando estaba aprendiendo a leer, cómo me presionabas, dándome golpes en la cabeza cada vez que me equivocaba, o dándome pellizcos o golpes, cada vez que me equivocaba al doblar una puta camiseta.

Sí, yo no soy la mejor madre del mundo, tengo muchísimos fallos, lo sé, pero jamás me he arrepentido de tener a mi hija.

Por muy mal que me encuentre, siempre tengo un abrazo, un te quiero y un beso para ella, porque tú querida mamá, nunca me lo diste.

No sé ponerle límites, pero lo intento de una forma cariñosa y respetuosa, no como tú me enseñaste, porque tú decías que los hijos deben respetar a sus padres, pero los padres no tienen por qué respetar a sus hijos.

Ya sé que no recibiste una educación digna, ni el cariño de una madre, pero por eso mismo, yo intento no cometer tus errores, porque sé cómo se crece de esa forma, y la persona a la que más quiero del mundo no se lo merece.

Sí querida madre, porque un hijo no se merece que lo maltraten ni física, ni psicológicamente ni cuando es un niño ni cuando es adulto, y tú parece que eso no lo vas a aprender nunca.

Me tienes harta, yo estaba enferma, y tú no venías a ayudarme, y otra persona en la que yo no confiaba, porque me había hecho muchísimo daño, estuvo ahí. Alguien que no pense jamás que pudiera tener a mi lado.

Querida mamá, siento no ser la persona que tú quisieras que fuera, pero yo no puedo ser tu madre, ya te lo ha dicho tu psicoterapeuta.

Eres tan tóxica, que hasta tus médicos me han dicho que me aleje de tí, porque aún hoy me sigues haciendo daño, muchísimo daño, y que me digas ahora, que me quieres y cariño mío, y me abraces, no vas a reparar todo lo que me  has hecho y me haces sufrir.

Querida mamá, a pesar de todo esto, y no sé por qué, aún te quiero. Quizás soy demasiado tonta, pero esa es la realidad.