El entendimiento del Trastorno de Personalidad Límite se encuentra en un proceso de cambio dramático.

El TLP aún se encuentra muy rezagado en relación a otros trastornos psiquiátricos.

El Trastorno de Personalidad Límite es una enfermedad relativamente nueva en el sistema de diagnóstico de la psiquiatría ya que la Asociación Psiquiátrica Americana la reconoció hasta 1980. A pesar de su predominancia en los ámbitos clínicos y de sus enormes costos para los sistemas de salud pública, sólo recientemente, en algunos países, se le ha otorgado una mayor atención. Esto es evidente con la aparición de grupos de promoción, educación y apoyo entre los familiares y con la identificación del trastorno como una prioridad por los Institutos Nacionales de Salud Mental de muchos países. El entendimiento mismo de la enfermedad se encuentra en un proceso de cambio dramático. Durante un tiempo se pensó que su origen era exclusivamente del entorno familiar, sin embargo ahora se sabe que su origen es fuertemente genético. Cuando se pensaba que era un trastorno muy crónico, resistente al cambio, ahora se sabe que tiene un muy buen pronóstico. Por último, donde una vez se pensó que se requerían de grandes sacrificios heroicos para llevar a cabo el tratamiento del TLP, ahora se cuenta con una variedad de tratamientos diseñados específicamente para este trastorno con beneficios significativos para los pacientes y sus familias.

En este contexto, el Trastorno de Personalidad Límite parece haber alcanzado una nueva legitimidad, al menos como un tema de estudio científico y de sensibilización del público. ¿Por qué ha ocurrido esto y qué significa? Durante la última década, los estudios e investigaciones tuvieron como fruto dos principales conclusiones que han afectado profundamente el entendimiento del Trastorno de Personalidad Límite. La primera conclusión demostró que el trastorno es significativamente hereditario y la segunda es que el pronóstico de mejoría es inesperadamente bueno. La confluencia de estos hallazgos es muy importante porque juntos parecen desafiar la expectativa de que los trastornos hereditarios deben estar entre los que menos pueden cambiar. El hallazgo de Torgersen(*) y sus colegas de que el trastorno tiene raíces hereditarias de un 68% invalidaron abruptamente muchas teorías sobre la etiología del Trastorno Límite de la Personalidad, la cual se había concentrado exclusivamente en causas ambientales. El mismo estudio fue el que dio la pauta para establecer las credenciales del Trastorno Límite de la Personalidad como una “enfermedad del cerebro“.

El TLP aún se encuentra muy rezagado en relación a otros trastornos psiquiátricos principales en la toma de conciencia y en la investigación. La diferencia entre las personas diagnosticadas en los ámbitos clínicos van del 15% al 25% mientras que los que se cree que lo padecen entre la población en general van del 1,4% al 5. 9%, esto último indica que existe un gran número de personas con el trastorno que no han sido diagnosticadas y no se tratan. Actualmente, en Estados Unidos, los recursos para la investigación del trastorno alcanza un total de sólo alrededor de 6 millones de dólares al año en fondos del Instituto Nacional de Salud Mental – NIMH, menos del 2% de la cantidad destinada a la investigación de la esquizofrenia, que tiene una incidencia del 0,4% entre la población y menos del 6% de los recursos destinados para el trastorno bipolar, con una incidencia de 1,6%. A pesar del impacto significativo del Trastorno Límite de la Personalidad en el curso y el tratamiento de los Trastornos de Ansiedad y en los Trastornos Anímicos, las investigaciones psiquiátricas en estos otros trastornos a menudo fracasan en documentar su coexistencia.

La investigación acerca del Trastorno de Personalidad Límite adolece de una falta de jóvenes investigadores. La mayoría de los responsables y que se han distinguido por haber puesto el trastorno en el mapa mundial están próximos a jubilarse, y pocos tienen las credenciales para la investigación o financiación necesarias para fomentar una nueva generación de expertos en el tema. Existe un número creciente de tratamientos empíricamente validados para el TLP, pero en gran parte no están disponibles para la población o cuando están disponibles, las personas simplemente no pueden pagarlos o las aseguradoras no cubren el trastorno. Más notorio es el hecho que el Trastorno Límite de la Personalidad todavía carece de una presencia permanente en los programas de formación psiquiátrica. Una enseñanza adecuada, académica y clínica, para los residentes es inexistente en la mayoría de las instituciones médico psiquiátricas.

Algunas sugerencias para el futuro del Trastorno de Personalidad Límite:

• Es necesario crear una mayor conciencia pública para reducir el estigma del Trastorno Límite de la Personalidad, aumentar el reconocimiento de la enfermedad en las escuelas médico psiquiátricas, los medicamentos y aumentar el tratamiento adecuado.
• La investigación sobre la descripción, curso, tratamiento y epidemiología de los Trastornos Anímicos y de Ansiedad deben documentar las coexistencias y los efectos del Trastorno Límite de la Personalidad.
• A los programas de residencia psiquiátrica se les debería exigir incluir el entrenamiento en la psicopatología de Trastorno Límite de la Personalidad y sus terapias.
• La creación de Centros de Excelencia, como en el pasado para las psicosis, son necesarios para desarrollar una nueva generación de investigadores y médicos del Trastorno Límite de la Personalidad.

* Torgersen S, Lygren S, Øien PA, Skre I, Onstad S, Edvardsen J, Tambs K, Kringlen E: A twin study of personality disorders. Compr Psychiatry 2000; 41:416–425