La Comunidad de Sin-Límite

A veces quisiéramos que las almohadas pudiesen hablar, para saber si quien se acuesta a nuestro lado es un hombre o un animal. Si cuando ronca en realidad está rugiendo o si cuando nos abraza sueña con agarrar fuertemente una presa.

Solía creer que las almohadas eran conocedoras del ser durmiente y que saben todo sobre quien reposa en ellas la cabeza. Que se impregnan de nuestros pensamientos, sueños, anhelos y obsesiones. Que conocen los secretos más oscuros que nos rondan al caer la noche. En efecto, así es, pero hay que prestar mucha atención, dejar la mente en blanco y dejarse llevar.

   Por eso, una noche que él estaba ausente, dormí en su lado de la cama, intentando capturar su olor y penetrar en su mundo.

Descifrarlo, apoderarme de sus deseos y temores.

   Entonces fue que, al cerrar los ojos y ya vencida del todo, 

soñé conmigo.

Ana Elena Pena

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Comentario por lauri en enero 25, 2018 a las 11:21pm

jaja qué bueno. Yo hago eso de dormir en el lado de la cama donde duerme el otro... Y terminó con ella, supongo porque estaba sola al fin y cal cabo, ¿no? Es bonita esta breve poesia.gracias.

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