La Comunidad de Sin-Límite

Me ha parecido interesante este artículo para reflexionar sobre algunas relaciones de pareja.

Basado en algunas cuestiones que trata el ya más que mencionado Walter Riso. !!

¿El amor tiene límites? Tips para las que amamos demasiado

Muchas veces nos entregamos en cuerpo y alma. Damos todo por el otro: dejamos de lado nuestros tiempos, nuestros gustos, nuestros amigos. Nuestra vida pasa a ser vivida por y para la otra persona, nos olvidamos de quién somos, de nuestra esencia.  Y eso no nos hace bien.

Consejos para vivir un amor saludable.

Horas esperando un llamado. Una tarde completa mirando fijo la computadora como si, gracias a eso, facebook publicara automáticamente su mensaje.  Esperamos. Cambiamos planes, dejamos de lado nuestra agenda. Nos descentramos de nosotras mismas, de nuestro trabajo, de nuestros proyectos. Y vivimos para y por esa otra persona. Vivimos pensando únicamente en ellos, rebobinando frases falsas y actitudes que nos mantienen ancladas a relaciones sin futuro. Y seguimos esperando. Nos empecinamos en querer más de lo que nos quieren. Cedemos. Aceptamos. Nos olvidamos qué somos, qué sentimos, qué queremos, qué necesitamos.
Nos atamos a un mito. A ese que dice que el amor de verdad no tiene límites, que lo soporta todo y que lo acepta todo. Pero, en la intimidad, cuando nos vemos frente al espejo, admitimos lo que tanto nos duele: ese amor tan ansiado (¿idealizado?) no nos hace felices.

¿Hasta dónde amar?
No hasta el cielo. Ni más allá de nuestra dignidad, de nuestra integridad, de nuestra felicidad. “Nuestra cultura ha hecho una apología del amor incondicional, el cual parte de una idea altamente peligrosa: ´Hagas lo que hagas te amaré igual´. Es decir, que a pesar de los engaños, los golpes, el desinterés o el desprecio, si los hubiera, en nada cambiarían el sentimiento (…) Amor ilimitado, irrevocable y eterno. ¿A quién se le habrá ocurrido semejante estupidez?”, dice Walter Riso en su libro “Los límites del amor. Hasta dónde amarte sin renunciar a lo que soy”, de Editorial Norma.
Lejos de lo que nos proponían los poetas, una relación que nos hace sufrir y nos hace corrernos de nuestro propio yo no nos hace bien.  “El mito del amor sin límites ha hecho que infinidad de personas establezcan relaciones dañinas e irracionales, en las que se promulga el culto al sacrificio y la abnegación sin fronteras”, detalla el psicólogo.
Pero si el amor teórico, el de las novelas, es ilimitado y no admite condiciones, el amor terrenal, ese que nos toca vivir día a día, sí las precisa. “Reconocer que existen ciertos límites afectivos no implica necesariamente dejar de amar, sino aceptar la posibilidad de modificar la relaciónen un sentido positivo o, simplemente, alejarse y no estar en el lugar equivocado, aunque duela la decisión”, explica Riso.

¿Cómo saber si amás demasiado?  
Según el autor, estos son los síntomas de que la cosa no funciona:

-Empiezas a envidiar a otras parejas.

-Se activa tu recuerdo de viejos amores.

-Una duda metódica hace su aparición: ¿me habré enamorado de la persona equivocada?

-Cada nuevo día se siente como un bajón.

-Vives un sinsabor permanente que te va quitando la alegría.

¿Y por qué nos sometemos a este tipo de vínculos? Por miedo a la soledad o al abandono; porque somos emocionalmente dependientes; porque no nos sentimos queribles o merecedoras de algo bueno, por mandatos sociales de los que nos cuesta despegarnos, por… Las razones son muchas, pero, en definitiva, se relacionan con pensamientos negativos frente a nosotras mismas.

Pon al amor en su sitio
Dale un significado nuevo a tu experiencia afectiva: construí tu relación. “Al amor hay que reubicarlo hacia arriba, más cerca de la razón y más lejos de la pretensión omnipotente y sentimentalista que lo ha caracterizado. (…) Otorgarle una nueva cualidad, sin perder su esencia, implica asumir unos valores distintos a los convencionales, cambiar la cantidad por la calidad y destacar que no importa cuánto te amen sino cómo lo hagan”, aconseja Riso. Y deja estos tips para comenzar el cambio:

-Revisa tu mitología del amor de pareja y reemplaza algunos valores tradicionales (fusión/comunión, generosidad, deber) por otros más orientados a fomentar el bien común y más adaptados a nuestros tiempos. Un amor democrático.

-Incluí en tus relaciones los “derechos humanos”. Respetate –y hacé que respeten- tu dignidad y tu integridad. Apostá por un amor digno.

-Flexibiliza tus dogmas: todo depende. Puede ser que un matrimonio no sea para toda la vida; no toda separación es un fracaso; el amor no lo puede todo.

-No pierdas tiempo con quien no quiere dialogar ni negociar.

-“No esperes peras del olmo”. No vivas aguardando un cambio que no llega. Y, tal vez, nunca llegue.

-No te esfuerces en explicar lo obvio.

-Comprométete contigo e intenta ser coherente: piensa qué quieres y esfuérzate por cumplirlo.

-Practica el individualismo responsable: amá sin destruir tu yo.

-Recuerda que eres una persona y no una cosa.

-No practiques la victimización ni la autocompasión.

Deja las lágrimas para la novela de la tarde. Esas historias de amor dolorosas, sufridas, plagadas de traiciones y desencuentros se ven espléndidas detrás de la pantalla. Pero no en nuestra vida. Amar no es sufrir ni padecer. Amar nos es esperar ni callar. Amar no es someterse. “Podemos amar sin destruirnos a nosotras mismas. (…) Para amar no debemos renunciar a lo que somos, ésa es la máxima. Un amor maduro integra el amor por el otro con el amor propio, sin conflictos”, propone Walter Riso. Animate a un amor saludable. 

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Respuestas a esta discusión

El amor ha de respetar la independecia emocional del otro. No absorber, no dominar y no aadaptarla. Libertad en sus decisiones y confianza en la relacion. Son dos personas distintas que comparten un sentimiento y una vida. No por eso deben pensar o actuar del mismo modo. Conservar sus raices, adaptarse pero no anularse por el otro.  

Si es que mira que somos imperfectos!!!

El amor, como cualquier otro sentimiento que nos arrastre (ira, vergüenza, desesperanza...) puede ser destructivo, por eso no puede estar desligado de nuestro pensamiento. Sentimos, pero también razonamos, y eso es lo que le da equilibrio a nuestra vida. Pero creo que no debemos temer vivir enamorados, como tampoco tiene que darnos miedo estar solos. Hay muchas clases de amor, no sólo el de pareja, aunque para muchos no tener éste sea una catástrofe y se aferren a relaciones inconvenientes. ¿Qué sentido tiene el amor cuando hace sufrir? ¿Es realmente amor?

Hola Keli M, yo creo que ni hay que tener miedo al amor ni tampoco al no amor. Serían cosas distintas, en todo caso...

Miedo al amor es una cosa, y tener un amor dependiente y malo es otra... 

para mi el amor es lo mejor del mundo: fuente de inspiración... Pero la verdad que a veces se complica.

Me parece que decimos lo mismo, al final. ¿Tu estas enamorada, por ejemplo?

Saludos, ! Es bueno, ver gente nueva por el foro. 

Yo estoy enamorada, sí, pero creo de una manera razonable, si amor y razón pueden ir de la mano, que no lo sé. Supongo que el enamoramiento es incontrolable, que ocurre cuando ves a una persona determinada, a veces no la más conveniente y que por mucho que quieras enamorarte de alguien que sí lo es, no siempre lo consigues. Otra cosa es el afecto, el respeto, la camaradería, la amistad... De todos modos, creo que cualquier sentimiento debe ser analizado y si resulta perjudicial, sea para uno mismo o para otros, hay que controlarlo ¿no creeis?

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