Las heridas del alma

Llueve y llueve, Dios llora por nuestras heridas del alma. Las q nosotros mismos nos provocamos.

Quisiera haber creado una humanidad más feliz, una sociedad con menos prejuicios, menos soberbia, avaricia, envidia, ira o rabia...

Por desgracia todo ello gana a los principios, al aceptar q cada uno viva su vida como le plazca, y no como quieran unos cuantos, a la humildad, al ser fiel a uno mismo, a la templanza, a la sensatez, a la sencillez, a la compasión, a la paciencia , al ayudar y al ser sincer@.

El amor al prójimo cada día está más en extinción.

Los individuos cada vez carecen más de valores propios como la autoestima, el amor propio y la honradez hacia otros, por eso tal vez nos empapamos de lecturas diversas acerca de recomponer el yo, el niño interior del pasado, y nos olvidamos de los demás de manera constructiva, de "hacer el bien y no mires a quien". Sólo reina el "quien me la hace me la paga" , porque ese niño herido sigue vivo y a la defensiva y el motor es tener siempre a alguien a quien odiar entre ceja y ceja en el caso de algunas personas. 

El "despellejamiento" es considerado ya deporte nacional de los ratos muertos. Qué pena. 

Por eso Dios llora; llámese Dios o llámese universo o humanidad... porque cada vez estamos más tristes y jodidos o jodiendo a los demás por aburrimiento, porque eso es más fácil q arreglar nuestra vida, mirar hacia fuera y meternos en la vida del otro para q se sienta igual de mal q uno. Utilizar lo q en confianza nos han contado o escrito, como arma arrojadiza porque si, es ruín y bajuno. Yo no soy así por eso no conecto con cualquiera. Por eso cada día procuro ser mejor persona y cada día soy más feliz, no agredo gratuitamente a nadie, sólo vivo y dejo vivir y aunque perdone no olvido, porque la memoria es mi protección.

Una vez q entendí q mi niña herida no tuvo la culpa de nada y los demás menos, me reconcilié conmigo misma y dejé el rencor a un lado. El odio es una losa demasiado pesada como para poder avanzar en la vida. Por eso debe quedar atrás, donde quedó el culpable de mi  dolor.

Llueve y llueve, limpia con tempestades nuestras maldades...

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